domingo, 11 de septiembre de 2011

Girolami: ¡Cuidado! Bebu a bordo.

Si el título suena gracioso, lo que sigue no lo es.

Que un piloto sea capaz de llevar un auto velozmente, no le da derecho a usarlo como un arma.

Cuando todavía guardamos el recuerdo vivo del toque a Guillermo Ortelli en TC 2000 que lo mandó de frente contra el paredón y otras maniobras que van marcando un estilo irresponsable, el accidente en TRV6 determina una tendencia absolutamente preocupante.

El “Bebu” Girolami es un piloto a todas vistas peligroso. Como dicen sus compañeros: falto de códigos. Lo más preocupante es que mantiene su licencia para seguir cometiendo excesos que pueden costar vidas en varias categorías mientras se justifica permanentemente culpando a la otra parte.

Una cosa es un piloto aguerrido apoyando de plano en un chapa-chapa y de manera legítima en curvas lentas, y otra muy diferente los toques en la cola en situaciones que pueden generar costosas consecuencias. Su actitud más parece la del “pesado de la cuadra” que la de un piloto de alta competencia.

Como en cualquier actividad en la que se tienen en cuenta los antecedentes, Girolami ya ha acumulado suficientes en varias categorías como para mandarlo a reflexionar una temporada a su casa… en todas. No es suficiente penalizar por hechos parciales sino que es necesario mirar el todo.

Es hora de que alguien se ocupe de marcar claramente la diferencia entre impericia y actitud antideportiva. La primera es mejorable con la experiencia, la segunda solo con sanciones verdaderamente ejemplares, dolorosas y no monetarias…

Situaciones como estas merecerían la intervención de un tribunal superior de disciplina, por encima de todas las categorías y que interviniese específicamente para retirar las licencias deportivas por meses, años o de por vida. Para un piloto que corre en varias categorías, la suspensión en una sola por algunas fechas no es una medida que apunte a la médula del problema.

Las sanciones puramente económicas deberían limitarse solamente a los equipos, pero con montos realmente importantes y que los hagan dudar antes de tomar decisiones antideportivas.

Luis A. Buccino

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