domingo, 11 de septiembre de 2011

TC - Campeones, coronas, prerrogativas y límites.

Si hay algo desagradable de las categorías con más inscriptos de los que pueden efectivamente correr una final en un determinado circuito, es la posibilidad de que un campeón quede fuera de la misma.

No es raro ver campeones de TC (verdaderos ídolos populares) que por razones diversas quedan excluidos después de algún problema subsanable, mientras sus seguidores se ven potencialmente privados de ver remontadas espectaculares.

Una de las cosas que modificaría en el reglamento de TC, es algo que podríamos denominar con un poco de humor, “coronita”.

Si alguien gana la corona más deseada hasta el momento en el automovilismo argentino, creo que tiene el derecho a correr todas las finales subsiguientes más allá de cualquier inconveniente que pueda mandarlo para atrás en clasificaciones o series. Sin desmerecer a ningún participante, ver a todos los campeones en actividad simultáneamente en una final es algo que no tiene precio, a la vez que deja lleno el corazón de muchos simpatizantes y fieles seguidores que pagan su entrada y llevan sus colores por todo el país.

Las categorías supernumerarias deberían encontrar un equilibrio poniendo límite a la cantidad de participantes nuevos hasta que se retira un campeón en actividad, o modificando sustancialmente la estructura actual de series y finales. Hay una verdad de Perogrullo: existe una cantidad máxima de autos que pueden circular de manera simultánea. También otra: hace rato que en el TC esto se superó. Cualquier descuido en un pelotón “Extralarge” termina en carambolas múltiples, frustraciones y expectativas truncadas. Ni hablar del TC Pista, que con menor nivel de capacidad conductiva promedio, es estadísticamente más propenso a desparramos.

La estructura actual de series de un tercio del total, y una final sobrecargada a pesar de algunos que quedan afuera, no da para más. O se baja la cantidad máxima otorgando prioridad a los campeones, o como solución de compromiso, luego de “n” series se parte el total en dos grupos iguales con finales separadas, puntuables en igualdad de condiciones. Más espectáculo, y tal vez un breve Sprint final con los diez o doce mejores de cada grupo-mitad. Una especie de Play-Off pero en cada carrera con puntos adicionales y limitados. De paso, poniendo más puntos en juego por fecha se podría limitar las especulaciones.

Estrategias hay muchas, pero sea cual sea la solución, la respuesta no puede dejar sin correr finales a ningún campeón activo que pueda poner su auto en pista, ni hacerlo a costa de un mayor riesgo por exceso de participantes.

Si la solución pasase finalmente por bajar la cantidad de inscriptos, tal vez una mayor exigencia a la hora de otorgar las licencias podría abrir un camino.

Un elemento a tener en cuenta también es la edad. Hasta ahora nos sorprenden algunos jóvenes precoces con sus habilidades. Lamentablemente esto viene de la mano de actos de inmadurez que se generan bajo un paraguas de pocos “códigos”. Además, no solo es importante andar rápido. También lo es saber salir de situaciones fuera de control de la mejor manera posible.

La capacidad de mantener o recuperar cierto control en condiciones de trompo, despistes, pérdida de la visión y colisiones, puede ser la diferencia que salva vidas en situaciones límite. Capacidad que no todos los pilotos pueden mostrar en igualdad de condiciones. Y no es solo por aptitud, sino que la actitud demostrada en su historial cuenta. Lamentablemente cada categoría juzga solo los hechos que se desarrollan en sus propias competencias, mientras algunos pilotos van dejando un rastro de múltiples actitudes antideportivas en varias.

Luis A. Buccino

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