Al terminar la carrera de TRV6 con el triunfo de Pecho y su consecuente campeonato, me quedé pensando en algo que suena muchas veces: “automovilismo de señoritas”.
Aclaro
que me disgustan los golpes con mala intención, sobre todo los que se producen
de atrás desacomodando autos, o con manifiesta y calculada mala intención. Los
golpes pasados de agresividad, chapeos laterales demasiado fuertes e
innecesarios para tratar de modificarle la trayectoria al otro y empeorarle la
entrada a una curva… cosas que Canapino ha mostrado como herramientas que sabe
utilizar, a veces con excesos manifiestos. Pienso: no es un santo, ni lo fue en
esta carrera. Mal podría quejarse de cosas que hace habitualmente, no?
Luego
de la carrera de TC en que Ortelli le pega de atrás a Rossi cuando éste frena
en la curva para complicarlo, expresé que era hora de cambiar cosas
reglamentarias en nuestro automovilismo. Por ejemplo estas frenadas. Una vez, advertencia; dos, pase y siga; tres, afuera. Punto. El de adelante no puede
mandar siempre, sobre todo cuando perjudica intencionalmente al de atrás.
Y
si el de adelante se equivoca y el de atrás lo pasa y en la maniobra se rozan
sin intención a alta velocidad, pues es maniobra de carrera y por ende no
penalizable.
Así
las cosas, cuando Pecho salió disparado al aeropuerto y no había novedades de
penalización mientras se veía a Polze reclamando ante los CD, apagué la TV
pensando en que sería lamentable que en ausencia de Pecho, el “automovilismo de
señoritas” se mandase una intervención nefasta. Horas después, me enteré de que
esa era la triste realidad.
No
pude evitar recordar la maniobra: Agustín se pasa, dobla abierto y Pecho que venía
con mucho más auto y “ganas”, ve el espacio para meter todo el auto sin tocar
los pianos y se manda. Precisión quirúrgica. Y como si fuese en un partido de
futbol actuando una falta, sentí que Canapino exageraba la maniobra de apertura
para afuera de la curva. Se equivocó, y con menos auto sabía que no podía
resistir a Pecho en igualdad de condiciones.
El
final lo conocemos. Triste, muy triste. Opinable… seguramente. De hecho, los CD
ya opinaron y pusieron un sello de vergüenza… uno más en una larga lista.
Y
así pensando, recordando el anterior fin de semana del TC, me vino una frase a
la mente, que sirve de título a la nota: “Entre muñecas y señoritas”. Lamentable
que los campeonatos se cierren bajo “muñequeos” de unos y “automovilismo de
señoritas para otros”.
Honestamente,
es el peor cierre de año que recuerdo. No es el automovilismo que me gusta. Y
no es porque prefiera una marca por sobre otra, o por fanatismo por uno u otro
piloto. Disfruto a los mejores, sufro a los mediocres o a los que usan recursos
que defino como “manejar para atrás”. Simplemente no me gusta que en un mismo
año se definan dos campeonatos dejando tantas sensaciones extrañas en el aire.
Y este 2013 ha dejado un tufillo muy desagradable.